Cabría preguntarse: ¿De qué se quejan estos trabajadores de metro? Podría parecer que respondiendo a esta incógnita resolveríamos el problema. Pero no, esa no es la pregunta. La cuestión es: ¿Podemos permitir que nos secuestren y nos utilicen como rehenes? ¿Podemos permitir que la gente humilde que tiene que ir a trabajar en metro -porque no puede pagarse un transporte privado- tenga que sufrir retrasos o pagarse un taxi? ¿Podemos permitir que se incumplan servicios mínimos en un servicio público tan esencial?
La respuesta es NO. Sencillamente no podemos permitir que los trabajadores de metro atropellen a millones de ciudadanos. Es indignante escuchar cómo intentan chantajearnos diciendo que la culpa es del gobierno. No señores, el culpable de un atropello es quien lo ejecuta, no vale trasladar la responsabilidad. Pueden protestar, reivindicar cuanto quieran pero, por favor, de una manera que no perjudique a los ciudadanos.
"Si nos tocan los cojones, somos capaces de cualquier cosa"
...dicen los sindicalistas. No es una declaración muy técnica, pero se entiende. Yo les animo desde aquí a que se planteen de qué somos capaces millones de ciudadanos si nos tocan los cojones a la vez. Al igual que en aquellas huelgas que sufrí en la universidad, están consiguiendo algo muy dificil (les felicito por ello): poner a todo el mundo de acuerdo. La mayoría de los usuarios del metro ya están de acuerdo en calificar a los trabajadores de metro como unos sinvergüenzas (por decirlo suavemente).
Por eso, mi conclusión personal es que la huelga debería terminar ya, hoy mismo, día 1 de julio. De lo contrario, los trabajadores de metro van a sufrir la furia de millones de usuarios de diversas formas. La más inofensiva será el rechazo social durante meses, la más incontrolada: agresiones a los conductores de metro.
Yo me he propuesto llevar a cabo dos medidas de protesta contra los conductores de metro:
- Cada vez que llegue un tren a la estación, mirar fijamente al conductor y levantar visiblemente mi dedo corazón apuntando al cielo... vamos, marcarse un Aznar.
- Del mismo modo, cuando llegue un tren a la estación, podemos mostrar al conductor una hoja donde se puedan leer esloganes del tipo: "No nos toqueis más los cojones", "Eres más vago que un conductor de metro" y otras lindezas similares.
- Es urgente desarrollar legislativamente el derecho a la huelga como exige el mandato constitucional.
- La teconología avanza. Hay metros y trenes que se conducen automaticamente (sin conductor) ¿por qué no introducir este tipo de trenes progresivamente e ir retirando a estos conductores tan propensos a la huelga? Además, de ese modo, dichos conductores podrían dedicarse a trabajos más edificantes y creativos. Todos ganaríamos.
Y tú ¿cómo vas a protestar?